Su ropa volvÃa a estar desperdigada por todo el suelo de su apartamento. HabÃa decido no quedarse pero la fuerte ventisca que ocurrÃa en el exterior le impedÃa marcharse. HabÃa roto todas sus reglas. Ahora, estaba desnuda, fumándose un cigarrillo mientras sus ojos recorrÃan el cielo, ansiando que parase ya. —Pronto parará Lucy —HabÃa dicho George, tumbado desde la cama, inocente. Pero...
—Está mal —exclamó mientras un gemido escapó de sus labios. CaÃn se irguió. Sus labios estaban a sólo centÃmetros de su entrepierna. —¿Quieres que pare? —preguntó. Olivia podÃa decir que sÃ. SabÃa que si decÃa esa palabra él pararÃa. Pero también sabÃa que se vestirÃa y se irÃa. En vez de eso trazo suaves cÃrculos en su espalda. HabÃa dejado de pensar desde...